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Bosques de quercus

( Carcedo de Burgos )

El mismo origen toponímico de Caicedo de Burgos, Karceto, hace referencia a los extensos bosques de quercus que se encontraron sus primeros repobladores altomedievales, allá por finales del siglo IX. Por suerte, todavía subsisten unos buenos retazos de quejigal en la cabecera del río Cardeñadijo y en el entorno meridional del pueblo. Incluso sobrevive un enorme ejemplar con 400 años de existencia y 20 metros de altura. Quintana y Fuente Nueva son dos de los arroyos que forman la cabecera del modesto río de Cardeñadijo. Sobre todo el segundo, que tiene sus fuentes al sur del caserío de Carcedo de Burgos, conforma un vallejo cubierto en su totalidad por un bosque de quejigos. Con una superficie cercana a las 200 hectáreas, es el último retazo bien conservado de la frondosa masa forestal que, hacia finales del siglo IX cubría buena parte de los páramos situados en la margen izquierda del valle del Arlanzón. En esa época altomedieval llegaron a la zona los primeros repobladores procedentes de las montañas del norte. Amparados bajo la protección de los monarcas astures y de algunos condes castellanos, que estaban consolidando la frontera meridional del condado de Castilla en los ríos Arlanzón, Arlanza y Duero, levantaron sus modestas construcciones en un claro del bosque. Como era lo habitual a la hora de otorgar una denominación al lugar (además del nombre del jefe del grupo, casi siempre se tenía en cuenta una peculiaridad topográfica o botánica del territorio) se fijaron en la abundancia de los árboles y llamaron a su pueblo Karceto, del latín quercus. Y a la familia de los quercus pertenecen los quejigos (Quercus faginea) que siguen rodeando el pueblo de Carcedo de Burgos. El bosque, que en el entorno de la población mantiene cierto aspecto adehesado, se encuentra en un auténtico confín biogeográfico ya que en la comarca confluyen las series de vegetación climática propias del rebollo, la encina y el propio quejigo. La composición de los suelos ha sido la que ha inclinado la balanza a favor del quejigo. Si la fauna de vertebrados es muy similar a la descrita para otros bosques del entorno, el bosque de Carcedo llama la atención por la diversidad de sus insectos. Mientras entre los coleópteros destacan dos variedades de ciervo volante, Lucanus cervus y Psudolucanus barbarosa, entre los lepidópteros son muy frecuentes mariposas diurnas como nacarada, Vanesa, sátiro común, rey mozo, loba, lobito agreste, nazarena, maculada y querquera serrana.